Cien años de soledad
Hace ya muchos años, un hombre solitario y un tanto amargado decidió salir a dar una vuelta a su parque favorito. Digo hombre, pero se podría decir joven, de unos veinticinco años. Aquel día, aunque él aún no lo supiera cambiaría su vida, pude que de una buena forma o no tan buena, pero claramente cierta persona que conocería lo cambiaría todo.
"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buen Día había que recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos". (Garcí M., 1999:II)
El coronel, solía ponerse a recordar datos del pasado cuando se sentía solo. Aún recordaba aquel día en el parque cuando conoció a esa bella mujer que estaba sentada en el banco leyendo un libro de poesías. Él, en su habitual paseo, al verla, tuvo que parar, porque le llamo mucho la atención, aunque no sabía exactamente por que. Después de mirar el libro que leía, se sentó a su lado y le dijo: Precioso libro, siempre que necesito relajarme lo releo y lo veo todo mejor.
Allí empezó una relación que le dejaría marcado para toda la vida. Como también el día que su padre le llevó a conocer al hielo. Su padre era todo un personaje, siempre conocido allá a donde iba, tanto por su imaginación como por según que cosas hacía.